viejo viejo viejo

Bebió otro trago de whisky que le supo aun mas amargo que el anterior. Miró el vaso al trasluz, buscando qué lo hacía tan amargo. Llevaba toda la vida bebiendo whisky y siempre le había parecido una bebida dulce.

Hoy era su cumpleaños, y sentía el peso de tan señalada fecha en la boca del estómago. Encendió un cigarrillo por entretenerse con el humo. Tampoco le supo bien. Tenía la sensación de que cualquier cosa que hiciera hoy estaría mal. Tal vez así sería de hoy en adelante.

Había conocido decenas de mujeres, y algunos hombres. Tenía mas cicatrices de las que resultan atractivas. Había perdido la chispa de la juventud hace tiempo, y ya no esperaba mucho mas de la vida.

Había tenido dinero y lo había perdido, jugándoselo todo por el simple placer de poder hacerlo. No había sufrido al perderlo, puesto que ganarlo no le había hecho feliz. Había viajado a tres continentes, probado más de quince drogas, comido frutas recién cosechadas y matado a cerdos salvajes para cenar.

Los amigos se quedaron por el camino, como la esperanza de una vida próspera y tranquila. Los que le quedaban en realidad le consideraban un bicho raro. Acababa de cumplir 20 años y bebía por la juventud perdida.